¿Vieron alguna vez a la serie Lost? Esa que se cae un avión en una isla y muchos de los pasajeros sobreviven. Y que después esa isla que en un principio parecía “desierta” no estaba tan “desierta” y al final había un montón de personas que hacían experimentos raros no se sabe bien por qué. ¿Se acuerdan? Bueno, esta es una de las estaciones DHARMA que Locke y Jack nunca llegaron a descubrir. Es la Estación 17 de octubre... Acá se trata de ensayar el pensamiento.

martes, 26 de octubre de 2010

Sociología Menor


Busco ordenar ideas. Me doy cuenta que necesito un orden para poder exponerlas, aunque percibo que el ordenamiento final que les pueda dar no es necesariamente ese; puede ser otro. Parafraseando a Deleuze -que a su vez parafraseaba a Godard- no estoy frente a ideas justas sino que son justamente ideas que me fuerzan a pensarlas y ordenarlas. No son ideas que caben justo en un lugar y no en otro, sino que el ritmo de mi reflexión me lleva a pensarlas en un orden que pudo haber sido otro en otra situación. Quiero ser claro y a la vez no termino de entenderme; sutil problema… pero sino las escribo no puedo seguir; lo que no sale y así lo reclama obstruye el paso. No me alcanza con contarlas -ya lo he hecho muchas veces-, necesito ponerlas en palabras que más adelante puedan ser cambiadas.

¿Vieron la película La Mosca? Yo sí, hace mucho tiempo. Es la historia de un científico que está buscando desmaterializar y transportar “objetos” -animados e inanimados, orgánicos y no-orgánicos-. En un primer momento logra hacerlo con sillas y cualquier otro objeto no vivo. El problema se le presenta con los objetos orgánicos, ya que logra desmaterializarlos, pero luego de trasnportarlos aparecen totalmente desechos del otro lado. Digo del otro lado, porque su dispositivo de experimentación consta de dos torretas interconectadas a través de una conexión en la que media una computadora, en donde el “objeto” se coloca en una de ellas y debiera aparecer -si todo sale bien- en la otra. Entonces, el problema con el que se enfrentaba nuestro científico amigo era que, por ejemplo, si colocaba en una de las torretas una manzana, en la otra aparecía un puré, que aunque si bien seguía siendo manzana, no era lo que él buscaba. No recuerdo muy bien cómo llega a la situación en la cual él termina colocándose en el lugar de “objeto” experimentando con su propio cuerpo. De todas formas, no creo hoy que eso sea importante, ya que lo que me resulta significativo es el hecho de ver un científico experimentando con él mismo.

El otro punto que me resulta más que interesante es lo que sucede cuando se dispone a realizar su experimento. Por una casualidad, por azar, por contingencia, llámenlo como quieran, una mosca se introduce en la misma torreta que él, pero no lo percibe. El experimento es un éxito, es decir, aparece del otro lado, pero… sólo él. De la mosca, ni noticias. Muchxs de lxs que vieron la película, me podrán decir que en realidad las imágenes muestran desde el principio que la computadora decide “unir”, “fusionar” a ambos “objetos” en un mismo cuerpo, pero no es ese el punto. Creo que lo central pasa por el tema de la percepción. Qué percibe, en este caso, el científico. En efecto, considero que a partir de esta película es mucho lo que puede decirse acerca del acontecimiento y el devenir -el devenir-mosca del científico y el devenir-científico de la mosca-, aunque considero también que el acontecimiento y el devenir no pueden sino ser percibidos, experimentados y que en este plano es mucho más lo que puede decirse sobre ambos conceptos.

Aquí es donde entran Garfinkel, Castaneda y don Juan. El primero porque es quien nos dice que en ciencias sociales es posible experimentar, los otros dos porque llevan el dispositivo ideado por Garfinkel a un dispositivo superior. Garfinkel experimenta controlando algunas variables, Castaneda no controla ninguna. Aunque nunca vamos a saber cuáles fueron las percepciones de don Juan en su encuentro con Castaneda, sí podemos decir que hubo un devenir-chamán del antropólogo. Al menos en un punto, creo que el más relevante en este momento, Castaneda aceptó poner en duda sus supuestos; romper con su propia epojhé. Saber sobre plantas medicinales, no es sistematizar y ordenar el relato de un informante clave, sino experimentar con las plantas medicinales y con don Juan. Pero este experimentar con don Juan no supone por parte de Castaneda ningún tipo de control sobre lo que sucede. Implica un dejarse transformar por la experiencia, implica un devenir-otro. En el caso de Castaneda y don Juan esto no se da solamente con la experiencia con mescalito, la hierba del diablo o el humito sino también en el momento previo a que el segundo aceptará como su aprendiz al primero.

Me estoy refiriendo al momento en que don Juan le pregunta a Castaneda por qué quiere aprender sobre plantas medicinales y éste le contesta que quiere aprender porque quiere aprender. Don Juan no acepta esta respuesta, aduciendo que la misma sólo sería válida si Castanda fuera indio, pero como no lo es, no la puede tomar como satisfactoria. Ante esta situación, el antropólogo le pregunta si hay alguna posibilidad de que don Juan acepte este argumento. Este último le dice que sí y le plantea una situación: le dice que en el lugar en el que estaban -el patio de la casa de don Juan- hay un espacio que le corresponde sólo a Castaneda, un lugar en el que él se sentiría muy bien, y que si lo encuentra él le ensenaría todo lo que quiera saber. Le comenta a modo de ayuda que sólo lo logrará si le hace caso a sus sensaciones y que además él sabe dónde se encuentra tal lugar y que por lo tanto no lo puede engañar. Lo que sigue en el libro son páginas muy risueñas sobre Castaneda revolcándose por el piso y experimentando una sensación de ridiculez y de fracaso por no poder encontrar el lugar buscado. En un momento don Juan se acerca y le dice que está haciendo mal las cosas ya que no está utilizando su mirada, a lo que Castaneda aduce que él le había dicho que sintiera, a lo que don Juan responde quién te dijo que no se puede sentir con los ojos. Lo interesante de este pasaje es el cuestionamiento a la forma que tienen las ciencias sociales de entender la observación, es decir, el hecho de asociar la mirada con la sensación. Es más, los comentarios que se hacen en estas disciplinas sobre las observaciones no científicas no giran en torno al hecho de que estas miradas tengan cargas sensitivas, sino más bien que no están organizadas, sistematizadas.

¿Es posible crear un dispositivo sociológico que ayude a llevar a la práctica situaciones de este tipo? Sí… sería un dispositivo propio de una sociología menor… La sociología menor propone otro modelo de ciencia: experimentar con uno mismo y con el otro. Es en este sentido IAP (investigación-acción-participación), pero no intenta cambiar sólo la realidad del investigado, sino también la del investigador. La idea es experimentar otra sociología y experimentar a su vez otra realidad que no sea la sociológica. La sociología menor no es comprometida, entendiendo por esto una sociología de los que luchan. Está comprometida con la experimentación, con el encuentro, con el fortalecimiento y la potenciación del lazo de solidaridad. Desea practicar el compromiso de otra forma; compromiso con lo relacional, con el encuentro con el otro. La sociología menor busca sustraer la cotidianeidad para poder someterse al desierto de la inesperado.

¿Por qué a la sociología menor le interesan las experiencias límite? Porque en el límite de lo social se sigue expresando lo social, es decir, tanto lo que compone el lazo social como lo que lo descompone. Porque si existe un lugar donde la representación social no opera tiene que ser ahí; se está frente a lo innombrable.

En el límite de la experiencia hay continuidad o discontinuidad. En la medida en que hay composición, hay continuidad y por lo tanto hay diferencia. En este punto es donde se expresan las fuerzas activas. En la medida en que hay descomposición, hay discontinuidad y por lo tanto obstrucción del flujo. En este punto se expresan las fuerzas reactivas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario